UNA ENTREVISTA CON ASGHAR FARHADI

-          ¿Qué le dio la idea para esta película? ¿Cómo surgió?
-          Estaba en Berlín, trabajando en un guión para una película que transcurría en dicha ciudad. Una noche, en la cocina, me llegó el sonido de una canción iraní desde la casa de al lado. De pronto, me invadieron los recuerdos, imágenes que pertenecían a otra historia. Intenté deshacerme de ellas para concentrarme en el guión que estaba desarrollando, pero no había nada que hacer. Las ideas y las imágenes habían arraigado en mi cabeza. No me dejaban. Fuera donde fuera, andando por la calle, viajando en transporte público, una historia embrionaria perteneciente a otro lugar me perseguía, invadía mi tiempo dedicado a Berlín. Decidí regresar a Irán y dedicarme a este nuevo guión. Podría decirse que esta película nació en una cocina berlinesa.

-          ¿Cómo trabaja con los actores?
-          Suelo tardar mucho en escoger a los intérpretes, y esta película no ha sido una excepción. Intento no cargar a los actores con reflexiones generales acerca de la película o de mi visión de la misma. Prefiero que se concentren en su definición y en las intenciones del personaje. Me gusta adaptarme a cada actor, a su forma de interpretar. La constante en todas mis películas son los ensayos. Entonces veo al actor convertirse en el personaje, y eso nos permite concentrarnos en detalles durante el rodaje. Los ensayos fueron largos. Trabajamos a partir de un guión muy concreto, muy detallado, que seguimos al pie de la letra para que cada actor entendiera la dimensión del personaje. Puede que esta forma de trabajar provenga de mi experiencia teatral.

-          ¿En qué condiciones rodó?
-          Todo se rodó en escenarios naturales, excepto las escenas en el despacho del juez y en el tribunal. No nos autorizaron a rodar en un tribunal de verdad y tuvimos que construir un decorado en dos escuelas abandonadas.

-          La separación es el núcleo de la película, pero ¿solo se refiere a la pareja?
-          No me parece importante que el público conozca mis intenciones. Prefiero que salgan de la sala haciéndose preguntas. Creo que, actualmente, el mundo necesita hacerse más preguntas y no tener tantas respuestas. Las respuestas impiden plantear preguntas. Y me esforcé desde el principio en plantear las preguntas. La primera es si un niño o una niña iraní tiene más posibilidades en su país o en el extranjero. No hay una respuesta definitiva. Deseo que la película obligue al espectador a hacerse preguntas como esta.

-          Los dos personajes protagonistas son mujeres, ¿por qué?
-          En todas mis películas intento dar una visión realista y compleja de los personajes, sean hombres o mujeres. No sé por qué las mujeres tienden a ser una mayor fuerza impulsora en mis historias. Puede que sea una elección inconsciente por mi parte. Quizá se deba a que en una sociedad en que la mujer está oprimida, el hombre tampoco puede vivir en paz.
Actualmente, en Irán, las mujeres son las que realmente luchan para recuperar los derechos que les han retirado. Son auténticas resistentes, más decididas que los hombres.
Aunque las dos protagonistas sean mujeres, su elección es totalmente diferente. Ambas intentan salvarse. Una pertenece a la clase baja y pobre, con todo lo que eso implica, y otra, a la clase media.

-          ¿Fue su intención hacer un retrato más contrastado de las mujeres iraníes?
-          El público occidental suele tener una idea muy fragmentada de la mujer iraní, a la que ven como un ser pasivo, encerrado en casa, alejado de cualquier actividad social. Puede que haya mujeres en Irán que respondan a ese patrón, pero en general, las mujeres juegan un importante papel en la sociedad, son muy activas.
En la película vemos a estos dos tipos de mujeres, pero ninguna intenta ser una heroína. No hay un enfrentamiento entre la buena y la mala. Simplemente son dos versiones enfrentadas. En mi opinión, esta es la tragedia de nuestro tiempo. Surge un conflicto entre dos entidades positivas. Solo puedo esperar que el espectador no sepa cuál de las dos debería salir victoriosa.
-          ¿Cree que es necesario conocer la cultura o el idioma para entender todas las posibles lecturas?
-          Probablemente sea más fácil para el público iraní comprender la película en su totalidad. No solo por una cuestión de idioma; también el contexto y la textura social en que se desarrolla la historia le permitirá llegar a interpretaciones menos obvias.
Pero el corazón de la historia es un matrimonio. El matrimonio es una forma de relación entre dos personas que existe sin importar la época o la sociedad. Las relaciones humanas tampoco son específicas de un lugar o una cultura en concreto. Es una de las preocupaciones más esenciales y complejas de la sociedad moderna. Por eso creo que el tema de la película es accesible a un público mucho más amplio, va más allá de las fronteras geográficas y culturales.

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